El nudo español que se perdió en Astorga

2022-05-28 02:58:59 By : Ms. Victoria Yang

«¿Qué beneficio encuentra ahora España con reconocer el nudo español como patrimonio inmaterial?». La pregunta la lanza José Nistal, uno de los tres hermanos de la última generación que mantuvo vivo el taller de alfombras y tapices Nistal en Astorga fundado antes de 1810 y cerrado en 2008.

El hombre, de 78 años, se muestra entre escéptico y orgulloso. Lo primero porque entre sus manos tiene el inventario que la Junta de Castilla y León hizo en 2013 del taller ya desmontado, con sus telares (uno de siete metros de largo), alfombras, tapices, la caldera de vapor para los teñidos, los dibujos de los diseños..., y nunca más ha vuelto a saber nada de la administración.

El taller Nistal se encuentra desperdigado y olvidado entre una nave industrial y el Museo Romano de Astorga. Los hermanos Máximo (fallecido el año pasado), Lorenzo y José Nistal fueron los últimos de una saga familiar que durante dos siglos mantuvieron en Astorga u reducto de una tradición textil que llegó a la península con los árabes y generó una tradición hispana «referente única del tejido anudado en Europa durante siete siglos».

A partir del siglo XIV, todas las alfombras de pelo de obradores españoles presentan invariablemente el nudo sobre urdimbre única. Aquí comienza la tradición del nudo español que surgió de los talleres hispanomusumanes que desde el siglo VIII fabricaron alfombras con las técnicas de nudo introducidas por los árabes. Los focos históricos fueron Chinchilla (Valencia), protegido por Alfonso X El Sabio tras la expulsión de los musulmanes, Elche (Alicante), Hellín (Albacete) y Baza (Granada), aunque fue Alcaraz (Albacete) el lugar donde más prestigio adquirió la alfombra española. En Liétor se localiza actividad desde el tercer tercio del siglo XV, en Letur desde mediados del XV, Villamalea desde el siglo XVII, al igual que Cuenca y Salamanca que destacó sobre todo por los reposteros.

La creación de un taller en Astorga es totalmente atípica, pero de su categoría da cuenta el Boletín Oficial del Estado que lo ha sacado del olvido y da brillo a toda su existencia con la mención que hace de su actividad en el expediente para declarar patrimonio cultural inmaterial el nudo español.

El semblante de José Nistal cambia cuando empieza a sacar algunas de las piezas más preciadas y delicadas. Las últimas alfombras y tapices (algunas piezas con doble función) que realizaron en el taller. Y se le ilumina la cara cuando habla del oficio. «En alto lizo existían el nudo turco y el nudo persa. Lo introdujeron los árabes que trajeron a Europa también las alfombras», explica. Los artesanos de la península, cristianos o mudéjares, «lo que hicieron fue simplificarlo. El nudo español solo da vuelta a un hilo de la urdimbre. Por eso abarató los costes. El turco y el persa dan vueltas en dos hilos de forma diferente», añade.

En el taller Nistal trabajaron el nudo español y el turco, aunque con el tiempo se decantaron más por el segundo todo dependía de «si el diseño era más apropiado para uno u otro», explica José Nistal.

«El nudo sencillo, llamado «español» por haberse empleado casi exclusivamente en las antiguas alfombras fabricadas en la Península Ibérica, se caracteriza porque en su realización la lazada abraza un único hilo de urdimbre», señala la resolución de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes con la que ayer echó a andar la declaración del nudo español como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.

La singularidad está en que «la forma de la lazada es distinta porque la hebra que constituye el pelo entra a formar el nudo por la parte anterior del hilo de urdimbre y sale por la parte posterior tras envolver totalmente este». Además, los nudos se van haciendo en hilos alternos a medida que se avanza en el tejido, de modo que en una pasada se anudan las urdimbres impares y en la siguiente las pares.

La tradición hispana de alfombras y tapices empezó a ser eclipsada a mediados del siglo XVII por el nudo turco o simétrico y a finales del siglo XIX era residual. Ahí estaban los talleres Nistal de Astorga. El BOE señala que trabajaron con nudo español hasta mediados del siglo XIX, aunque José Nistal muestra la prueba de que continuaba su uso aún en 1935.

Una guía de la exposición que se celebró en el Patronato Nacional de Turismo en octubre de aquel año se incluyen entre las piezas a la venta tres alfombras de nudo español cuyo precio oscilaba entre 2.580 y 1.853 pesetas. La guía está dedicada el marqués de Boveda de Limia, prueba de la alcurnia de la clientela que podía acceder a estas piezas únicas cuyo valor «hay que mirarlo por el tiempo», insiste José Nistal. «Hoy nos comprarían los millonarios, como Bill Gates», aunque también piensa en la nueva promesa del tenis español, Carlos Alcaraz, no tanto por el dinero como hacer honor a la coincidencia de su apellido con uno de los centros históricos del nudo español.

«Hacer un metro cuadrado hay que calcular que lleva un me de trabajo al tejedor, más el tiempo y el trabajo del diseño y el dibujo y el tinte», explica. Aquellas alfombras medían más de cuatro metros cuadrados.

Máximo, Lorenzo y José eran virtuosos en cada uno de los tres procesos esenciales para realizar las alfombras y tapices. Al mayor se le daba mejor el dibujo; en el tejido era más ducho Lorenzo, que llegó a inventar el tejido de relieve al ensamblar el nudo con el tapiz liso. José era el alquimista, experto en los tintes, aunque a fin de cuentas «todos hacíamos de todo».

Curiosamente, en cada generación de los Nistal «nacían las personas adecuadas para cada función y sigue aflorando», dice al mencionar las facultades artíticas de su hija y de su sobrino Máximo. Con estas mimbres y «sin euro de subvención», precisa, la familia Nistal mantuvo viva la manufactura textil artesanal durante doscientos años. Desde que cerraron el taller, asegura, han recibido «infinidad» de ofertas para vender diferentes piezas del mismo pero están en el empeño de «mantenerlo íntegro», con una pieza reina como es el telar de 7,5 metros que «posiblemente sea el más grande de España».

La Exposición de Antiguas Alfombras Españolas de los años 30 supuso un punto de inflexión en la recuperación del nudo español, aunque ya en 1921 sorprendió el éxito de las alfombras hechas con nudo español en la subasta de los Tesoros del Arte Español de Nueva York.A partir de 1940 se produce «un auténtico renacimiento» por «el interés creciente de clientes extranjeros hacia la genuina alfombra española» y el «patriotismo cultural» de Franco, que «ve en los tejidos de nudo español una afirmación de la idiosincrasia y la tradición nacional».

El nudo español se introdujo en la Real Fábrica de Tapices de Madrid y «gozó de buena salud» hasta los años 70. Hoy es el único sitio donde se conserva la técnica viva. Entre los más de 200 telares que florecieron a partir de 1947 para trabajar con nudo español, la Dirección General de Bellas Artes menciona uno en Boñar. El taller Nistal, de Astorga, prolongó su vida hasta el siglo XXI aunque en los últimos tiempos el nudo turco se impuso al español. Habrá que ver si el prestigio que le otorga el BOE se traduce en algo porque hasta ahora los Nistal no han sido profetas en su tierra. Les invitaron de ‘teloneros’ para la exposición de la Real Fábrica de Tapices hace un año en Astorga. Tienen el reconocimiento de expertas en encajes y textiles como Nati Villoldo y Cristina Partearroyo. Y un taller embalado y guardado en una nave industrial.

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