Esta casa mediterránea es un paraíso entre el cielo y el mar

2022-08-20 14:13:10 By : Mr. kevin quan

"Cuando me puse a trabajar en el interior de nuestra casa mediterránea, justamente venía de la experiencia más emocionante de mi vida profesional: la restauración del Teatro Eliseo de Roma, que acabábamos de tomar de la anterior dirección", dice Elena Barbareschi, esposa de Luca Barbareschi, el conocido actor y productor de cine y teatro italiano con el que, en Filicudi, ha creado un lugar de retiro, relajación y vacaciones para la familia. "Por eso, en todos los rincones de la casa, tanto en el interior como en el exterior, me he preocupado de resaltar el entorno de forma muy discreta, porque aquí la naturaleza es la principal estrella. No es fácil comprar una casa en la isla de las Eolias. Las arquitecturas típicas son unidades modulares en forma de cubo horizontalmente o verticalmente sumados entre sí, pertenecientes a generaciones de familias. Pero algunas se abandonan a veces, como ocurrió a finales del siglo XIX con los italianos que emigraron al extranjero en busca de fortuna después de que la filoxera enfermara las vides y se llevara así el sustento de las familias.

Hoy en día son edificios codiciados: "Pero Luca estaba decidido y con los años consiguió comprar tres cubos, que ahora están conectados entre sí y sobre todo con el exterior, y nos permiten tener una casa con el espacio que necesitamos para vivir y recibir a los amigos incluso fuera de temporada. Llegué cuando la estructura de las casas ya estaba montada, y me encargué principalmente de armar los interiores y los exteriores, convertirlos en verdaderas habitaciones para vivir", continúa Elena que, por pasión y profesión, hoy se dedica precisamente al diseño de interiores. Una joya en una isla que es un tesoro, esta estructura debe su exclusividad a su ubicación: está, de hecho, dentro de un típico jardín eólica, que oculta la vivienda y da privacidad pero, al mismo tiempo, no niega una increíble vista al mar y al infinito gracias a sus terrazas, que unen las zonas exteriores y las interiores para disfrutarlas todo el año. Luca Barbareschi y su esposa viven en Roma con sus dos hijos: "Pero en cuando llegamos a Filicudi, todo cambia: el ritmo de vida en primer lugar, y luego los colores, los olores, la comida e incluso la forma de acoger a la gente", dice Elena, que ha convertido esta casa en el lugar mágico que es ahora.

Para destacar el ambiente marítimo en los espacios, la anfitriona ha reunido colores y materiales isleños, como las paletas en blanco y azul, así como los típicos azulejos decorados que importaban de Nápoles los "mercaderes del mar" que iban allí a entregar malvasía y alcaparras, las mejores del mundo. En las transiciones de un nivel a otro de la casa, los azulejos se colocan en "efecto alfombra", una especie de reinterpretación contemporánea de los suelos de las casas eólicas del pasado. Mientras que en la sala y la cocina estos azulejos cubren pisos y paredes, como es tradicional, jugando con las combinaciones de colores. Otros materiales y objetos de las casas de la familia y de los viajes hacen que estos lugares sean muy personales. Y luego, azulejos decorados a mano también en el exterior, como decoración de los bisuoli, los bancos de cemento blanco, pulidos a la antigua usanza, integrados en la arquitectura. Y la típica cerámica al lado.

En un juego entre la intimidad y la sociabilidad, algunos espacios son más racionales y funcionales, como la zona de la cocina y una pequeña mesa de desayuno en el exterior, otros, como el comedor, son generosos y se abren al paisaje, para recibir a los amigos y disfrutar de las vistas. "La ambientación de la casa es muy discreta, la protagonista es la naturaleza", comenta Elena, que junto a su compañero de vida, Luca Barbareschi, ha añadido mobiliario y objetos familiares que hacen el espacio aún más acogedor y personal. Un refugio familiar, entre el cielo y el mar, íntimo y abierto.

Artículo publicado originalmente en AD Italia. Traducción y adaptación de Fernanda Toral.