Palabra de madre: 21 frases de limpieza a las que deberías hacer caso

2022-05-28 03:04:20 By : Ms. Angela Sun

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Periodista especializada en decoración

Periodista especializada en decoración. Subdirectora de El Mueble

¡Qué gran verdad! ¿Y cómo se consigue no ensuciar? Manteniendo el orden. Si terminas cada día recolocando en su lugar cada cosa, te levantarás con la casa ordenada, y un hogar organizado parece mucho más limpio. ¿O no?

Hay madres un poco dramáticas que se ponen en lo peor y te dicen "No sabes en qué estado vas a volver a casa. Es mejor que todo esté limpio y recogido". Y aunque no estemos de acuerdo con prever lo peor, sí es verdad que volver a casa y que esté todo limpio ¡da gusto! Normalmente vuelves cansado y cansada de un viaje o de las vacaciones, y ponerse a recoger o encontrarse el cubo de la ropa sucia lleno no apetece. Así que ¡haz caso a las madres! y lo agradecerás.

Tanto si eres de las que cocinan todos los días, como si no, el suelo siempre se resiente porque es una de las zonas de mayor tránsito en las casas. ¿Qué te cuesta coger la fregona y repasarlo a diario? Le quitarás restos de grasa, migas y suciedad incrustada, ¡y la cocina estará siempre reluciente!

¡Qué gran verdad! No es lo mismo la grasa de la cocina que los pelos del baño y si friegas todo con la misma fregona, es muy probable que tu cocina acabe con algunos pelos que estaban en el baño. Cada estancia y cada suelo requiere una fregona diferente. Incluso una mopa. Y si tienes terraza, ocurre lo mismo: ten una fregona solo para suelo de exterior, o acabarás llevando al interior polvo y tierra de la terraza.

Las madres y las abuelas solían almidonar las camisas al planchar y echar un apresto. "Es básico para el cuello y los puños" y sin duda quedan mucho mejor. Aguas de planchado, aguas perfumadas... Lo cierto es que puedes hacerte una versión casera con agua y unas gotitas de suavizante. Aunque, siendo sinceros... lo más probable es ¡que nunca nos quede como a nuestra madre!

Una madre no deja nunca una toalla húmeda ni en el baño ni en la habitación. Y cuánta razón, porque acumulan mal olor y bacterias. ¿Lo ideal? Tenderlas al aire libre después de cada ducha o ventilar bien el baño. 

¿Eres una apasionada de los productos capilares? Pues resulta que tu madre tenía razón: es mejor no acumular. Gasta los champús y mascarillas según los compras, porque tener muchos botes provoca por un lado ruido visual en el baño y por otro este es más difícil de limpiar. Un consejo El Mueble: usa botes iguales y etiquetas y acabarás con el ruido visual (en Amazon encontrarás una buena selección). 

En lugar de echar suavizante, existe un producto natural que todos tenemos en casa y es que es más ecológico: el vinagre. Las madres, las tías y las abuelas lo usan y vaya que si aciertan. Si las toallas están muy resecas por efecto de tantos lavados, el truco para que queden más suaves es echar vinagre, detener unos minutos la lavadora en pleno lavado y dejar que este haga efecto. ¡Funciona!

¡Y qué gran verdad! Nada mejor para evitar las manchas de cal y mantener el baño limpio más tiempo. El truco casero de madres y abuelas es tener un paño en el baño para secar después de cada uso. También puedes tener una rasqueta limpiacristales y limpiar la mampara a toda velocidad.

Cuando saques la ropa de la lavadora, sacúdela bien —sobre todo las camisas— para que quede lo más lisa posible. "Y cuando planches —continuaría tu madre— salpica la ropa con un poco de agua del grifo, te facilitará el trabajo". ''Eso ya lo hacen las planchas de vapor, mamá'' —le contestarías—. A lo que añadiríamos que si vives en una zona en la que el agua es muy dura y tiene cal, mejor utiliza agua destilada para no dañar la plancha.

No solo es importante el orden, ¡también es clave no acumular! Deshazte de la ropa que ya no te pongas y ganarás espacio para la que sí usas. Cuanto más cuelgues, menos arrugas. Y no hagas torres de camisetas, evitarás feas marcas.

Si tienes niños, es un consejo muy sabio, porque ya se sabe que con peques... ¡un sofá impoluto es casi imposible! Las de algodón son frescas y fáciles de limpiar. Y si no te gusta el aspecto de las fundas, elige tapizados antimanchas.

Unas ventanas con cristales sucios tienen la capacidad de afear toda la estancia y, además, hacer que se vea mucho más pequeña de lo que es. Limpia bien los cristales y el interior parecerá no tener fin. Ganarás espacio, ganarás luz. 

Es lo que tiene, pero claro, ¡son tendencia y decoran mucho! ¿Solución? Coloca en vitrinas cerradas aquellos objetos que sean más complicados de limpiar (y más delicados). Los protegerás del polvo a la vez que decorarán.

Las madres tienen el sentido del ahorro muy arraigado. ¡Y es que han pasado tanto! Seguro que este consejo es uno de los primeros que te dio la tuya para que no malgastes ni agua ni energía. Así que aplícate el cuento y cuando pongas en marcha electrodomésticos, como la lavadora o el lavavajillas, hazlo a carga completa. Tu madre, sin saberlo, empezaba ya a cuidar el planeta.

Después de quitar la mesa, introduce los platos en el lavavajillas, guarda en la nevera esa ración que ha sobrado de la comida y lava a mano la cacerola (si no vas a poner el lavavajillas en ese momento). ¡Entrar en una cocina recogida da siempre sensación de orden! Llévalo a cabo también por la noche.

¿Cuántas veces has dado ese truco de tu madre a tus amigas para que el frigorífico no coja malos olores? Ya sabes, partes un limón por la mitad y en cada una de ellas introduces unos clavos aromáticos y los depositas en varias zonas de la nevera. De este modo, el interior siempre huele a fresco.

Aunque estés encantada con tu escurreplatos, puede que alguna vez tengas que secar a mano. En ese caso, cada objeto requiere de un material distinto. Los paños siempre han de estar limpios y secos. La vajilla y la cristalería deberás secarla con paños de microfibra fina, que son más absorbentes. Y dejar los de rizo para sartenes, cacerolas y cubiertos. ¡Y no estaría de más que tuvieras otro paño de cocina —de rizo— únicamente destinado para secarte las manos!

Nadie como las madres para llevar a rajatabla la dieta mediterránea, así que aprovecha para preguntarle por esas recetas de toda la vida que siempre le salen de rechupete. Y ya que tienes una nevera inteligente en tu cocina, ¿no crees que ha llegado la hora de sacarle todo el provecho?

Es una fórmula que ha pasado de tu abuela a tu madre: colocar en los estantes de la cocina, ya sean abiertos o cerrados, blondas de papel que eviten la acumulación de polvo y suciedad. Solo tienes que sustituir el papel por otro cada quince días y las baldas siempre estarán limpias. También puedes forrarlas con vinilos autoadhesivos o papel pintado para facilitar su limpieza.

Tu madre te ha inculcado la importancia de no tirar la comida, por eso mismo, ahora sigues su consejo y organizas los alimentos dentro de la nevera por orden de caducidad. ¡Es lo mejor para evitar los desperdicios y ahorrar dinero!

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